Los Amigos que tienes dicen mucho de quien eres
- Por: Diana
- 23 may 2016
- 4 Min. de lectura

Amistad es una de las palabras mejor conocidas mundialmente y supuestamente entendida, pero cuando ahondamos en el tema de su significado, en realidad muy pocos la conocen, valoran, viven y disfrutan. Es más, apuesto que si hacemos un examen de conciencia, coincidirán conmigo en que la neta, sobran los dedos de una mano para contar quien en realidad lleva plenamente puesto el traje de amigo o amiga; alguien que realmente nos haya demostrado, de corazón, alma y cuerpo, con el paso de los años, que valió la pena elegir sumarle en nuestro recorrido cuando algún día la vida nos cruzó en el camino. Y es que seguramente han escuchado eso de que los amigos son la familia que uno elige. Pero ¿se han preguntado lo que serían capaz de hacer por uno de ellos?
La conexión que existe con los mejores amigos es inigualable. Es extraña, pero única y bella. Son personas esenciales para sobrevivir, desahogarnos y no dejarnos vencer por la vida. Quien nos acompañará en cada peripecia y cosa que se nos ocurra, por más absurda que pueda ser. Daríamos todo por un amigo (a), y sabemos que el sentimiento es mutuo. Por eso, hay cosas que solo entre amigos pueden entender.
Y es que tener amigos es sin duda uno de los valores más grandes que poseemos los seres humanos. Son el refugio al que acudimos cuando nos sentimos tristes o queremos simplemente ser escuchados, pero también son las personas con las que vivimos instantes inolvidables que se convierten en grandes historias.
En lo personal, siento que los amigos son ángeles que la vida nos concede para sostenernos, apoyarnos, comprendernos, impulsarnos, compartir y estar. Algunos llegan para quedarse, pocos, muy pocos y otros para apoyarnos en ciertas partes, historias, momentos, situaciones de esta experiencia humana. Hay amigos quienes son grandes maestros, algunos de excelentes lecciones y apoyo y otros, quienes con su deslealtad nos hacen también crecer y nos legan experiencias para que nadie nos cuente de qué se trata todo eso que llaman envidia, malas intenciones o traición.
La amistad, como el amor de pareja, es cuestión de dos. Incluso, si no hay amor, no hay amistad. Una lleva a la otra. Es un vínculo que nace, crece y se desarrolla para compartir, apoyarnos, enfrentarnos, sumar en todos los sentidos, hablar de experiencias, de situaciones económicas y hasta de aventuras, aceptándose cada uno las debilidades y las cualidades del otro y por encima de todo eso, compartiendo.
Pero ¿qué pasaría cuando una de esas personitas especiales atraviesa por un momento difícil? Hace muchos años, en mis tiempos de adolescentes, tuve una amiga que pasaba por una situación… digamos que no muy agradable ¿Qué hice? Me guíe de mis impulsos e hice algo para tratar de ayudarla a salir bien librada del mal momento. Y aunque ese impulso terminó por ocasionarme mil problemas con las personas adultas (nuestros padres), tal vez en ese instante no me daba cuenta, y es que ahora que lo pienso me atrevería a afirmar que gran parte del valor de la amistad es precisamente eso: hacer por alguien aquello que nunca imaginamos movidos por las ganas de ayudarlo a estar mejor.
Según la especialista en psicología Silvia Navarro Ferragud comenta que "la amistad no se impone, ni se programa, como todo en la vida requiere de un esfuerzo para conseguirlo y lo más importante es poner los medios para lograrlo y mantenerlo. La amistad no se centra en las cualidades del otro sino más bien en su propia esencia: cómo es como persona, qué cualidades tiene, qué sentimientos provoca. La amistad no origina simpatía hacia la persona sino empatía: capacidad para comprender y para compartir alegrías y tristezas".
Creo que a nadie le gusta ver sufrir a los que amamos, pero es inevitable que en el camino los lastimen o pasen por situaciones complicadas. Lo que sí podemos hacer es mantenernos a su lado y demostrarles que, por más difícil que esté el panorama, siempre nos tendrán ahí para tomarles la mano y seguir adelante. Sé tan buen amigo (a) como desearías que fueran para ustedes.
Lo cierto es que a través de los años es innumerable la cantidad de personas con las que podemos compartir en la vida; desde pequeños interactuamos, tenemos que aprender a vivir en sociedad, en familia y entre compañeros de estudio, de religión, de trabajo. La mayoría de esas personas que pasan por nuestras vidas suman a nuestra historia por épocas y aunque alguna vez les llamamos amigos, quizás se queden con el título de buenos conocidos, otros tan solo fueron y serán conocidos, compañeros o amigos pasajeros.
A lo largo de la vida vamos estableciendo relaciones que poco a poco se van tornando más estrechas y en las cuales logramos una unión afectiva donde la comunicación, el apoyo, los momentos juntos y el cariño son los ingredientes que se mezclan perfectamente para construir una amistad.
Recuerden No es la gran cantidad de amigos, sino el contar con un amigo (a) de gran calidad lo que necesitamos. Muchas veces hay personas que se acercarán tan solo con la intención de obtener algo, personas vacías que buscan tener reconocimiento al estar a nuestro lado, apoyo económico, promoción en el trabajo al llevarse bien con uno, --si es que existe alguna posibilidad de influir en que eso suceda para el otro--. En fin, como bien dice el dicho: "Amistad por interés, no dura porque no lo es". Quedémonos con quienes se interesan en nuestra persona.
Y después de todo la amistad habla mucho de nosotros mismos y es una forma muy linda de crecer personalmente mientras aprendemos a compartir el cariño, ser generosos y reconocer en los demás la oportunidad de conocer un universo de cosas nuevas. Porque ser amigo no significa posesión ni obligación, quiere decir libertad, respeto, honestidad, reciprocidad y cariño incondicional en todo momento.
Y ustedes ¿qué harían por un amigo (a)?
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