Apostar al Amor El amor, ¿Es el riesgo que vale la pena tomar?

Siempre existe en el mundo una persona que espera a otra, ya sea en el medio del desierto o en medio de una gran ciudad. Y cuando estas personas se cruzan y sus ojos se encuentran, todo el pasado y todo el futuro pierden completamente su importancia y sólo existe aquel momento y aquella increíble seguridad de que todas las cosas debajo del sol fueron escritas por la misma mano.

¿Alguna vez han estado frente a una decisión que podría cambiar todo el rumbo de su vida? ¿Qué hacer cuando tenemos que elegir entre el amor y aquello que nos ha costado tanto trabajo conseguir? Dicen que el amor por sí mismo es una constante apuesta en donde dejas el corazón esperando que el otro lo cuide y nos haga vivir una historia maravillosa.

Es necesario correr algunos riesgos. Sólo entendemos adecuadamente el milagro de la vida cuando permitimos que lo inesperado se manifieste.

Y en todo esto existen muchos tipos de amores, y que para bien o para mal, para dejar mis aportes basado en las experiencias, a mí en lo particular me ha tocado vivir y conocer gran parte de ellos, por nombrar tan solo algunos puedo decir que están aquellos que con los años mejoran y se van haciendo resistentes ante los daños, otros que ante el menor roce terminan por quebrarse… pero hay una clase de amor tan auténtico que sabe perdonar y por el cual apostarías las veces que fuera necesario.

Para mí, encontrar un amor así es algo que no pasa dos veces en la vida y hoy más que nunca lo creo porque estoy ante una de las encrucijadas más grandes de mi vida en donde esa historia está en juego. Miles de dudas han pasado por mi cabeza y es difícil volver a confiar en quien nos ha lastimado tanto pero, después de todo, ¿acaso no se trata de eso el amor? Si pasamos el tiempo protegiéndonos de un corazón roto puede que nunca sepamos lo que es sentirnos plenos, amados y felices al latir al mismo ritmo que el otro.

La felicidad es a veces un don, pero generalmente es una conquista. El instante mágico nos ayuda a cambiar, nos empuja en la dirección de nuestros sueños. Vamos a sufrir, vamos a pasar por momentos difíciles, vamos a enfrentar muchas desilusiones, pero todo eso es pasajero, inevitable, y acabaremos enorgulleciéndonos de las marcas señaladas por todos los obstáculos. En el futuro, podremos mirar hacia atrás con orgullo y fe.

Ninguna historia es perfecta porque nosotros no lo somos. Nadie puede decir que no han lastimado a alguien sin quererlo hacer o que no han arruinado algo que en verdad les importaba deseando con todas las fuerzas poder tener una segunda oportunidad. Tal vez viendo las cosas así nos daríamos cuenta que puede ser que valga la pena luchar y tomar el riesgo por alguien.

Tenemos que escuchar al niño que fuimos un día, y que aún existe en nuestro interior. Este niño sabe de instantes mágicos. Podemos sofocar su llanto, pero no podremos acallar su voz. Si no nacemos de nuevo, si no volvemos a mirar la vida con la inocencia y el entusiasmo de la infancia, la vida deja de tener sentido.

No voy a negar que una parte de mi está muerta de miedo por la decisión que debo tomar, pero ¿qué puedo decir?... A veces el amor es una loca aventura en donde debemos extender los brazos y dejarnos caer esperando lo mejor.

¿Y ustedes apostarían al amor por encima de cualquier otra cosa?

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